Monday, March 23, 2015

HAY CARIÑOS QUE MATAN




Nunca me deja de asombrar el hecho que hay cosas que nos gustan tanto que las queremos hasta matarlas. Por esto, decidí publicar en Digital Camera Adventures una nota como servicio público.

“Hay cariños que matan” puede ser una frase algo trillada, un cliché, pero es tan crudamente real, que hasta cualquier persona con buenos sentimientos mata por ignorancia. Preservar lo bonito a toda costa es parte fatal del cliché, actúo por la belleza, aún cuando, esta muera por mi manera de actuar. No mucha gente sabe de mariposas, la verdad es, que solo con que nos parezcan bonitas, es suficiente para tenerles cariño. Pero sus crías no gozan de la misma popularidad, mucho menos, las de las Monarcas, cuyas larvas u orugas, son llamadas, casi despectivamente, gusanos.




Sucede que hay un triangulo de vida entre una planta llamada Coralito, la mariposa Monarca y sus orugas. Lo importante de este triangulo es: que las hojas de la Planta de Coralito (Asclepias curassavica) son el único alimento de las orugas de la Monarca. Las hembras de estas mariposas ponen sus huevos sobre las hojas tiernas de la planta y luego mueren. El lapso en que los huevos eclosionan, las plantas florean y sus frutos liberan sus semillas son también al final del ciclo de vida de esta planta. Sin la planta, no hay comida para las orugas y sin las orugas, no hay Monarcas, así de sencillo. Las defensas químicas, del Coralito contra los herbívoros, le han ganado su segundo nombre DESDICHA. El tejido de esta planta es tóxico, pero las orugas de la monarca han evolucionado para que no las afecte y además, los tóxicos son incorporados a sus tejidos como defensa, haciéndolos invulnerables, al ataque de sus enemigos, quienes no se atreven a comérselas por la grave consecuencia que resulta de esa experiencia. Las mariposas Monarca hacen publicidad de esta ventaja y gozan, igual que sus orugas, de impunidad ante sus posibles agresores. Su bellos colores anaranjado, negro y blanco dicen mírame pero no me comas, si lo haces, vas a sufrir de una grave DESDICHA y allí viene que esta vistosa mariposa adorne, como polinizadora, nuestros jardines.



Sucede que hay otro insecto, una chinche (hemíptero), que también depende de la misma planta, es decir es competencia de la Monarca, pero se alimenta de las semillas de la hospedadora de las orugas. Sin embargo, después de investigaciones científicas realizadas en Tobago sobre la consecuencia de la competencia entre estos dos insectos, se demostró que la voracidad de las orugas de Monarca era tal, que las chinches (Oncopeltus sp) perdieron la carrera en esta isla y las monarcas, al acabar con las plantas de Coralito, acabaron con las poblaciones de la chinches en la isla. Podríamos decir que las orugas de las Monarcas son el control biológico de las poblaciones de esta chinche (sorpresa).


Como a los jardineros les horroriza cualquier chinche, al verlas en sus jardines fumigan las plantas para matarlas, y el insecticida acaba con las orugas de la Monarca, las abejas y otros polinizadores que son beneficiosos para las plantas. Lamentablemente, también desconocemos los efectos, que a largo plazo, tienen estos venenos tienen sobre pájaros como los colibríes o aves que se coman a los insectos envenenados. El veneno / insecticida no discrimina entre especies y las mata a todas. Todo jardinero y agricultor necesita polinizadores para sus flores, y es un hecho, que cada vez es más común, que los usos indiscriminados de insecticidas maten lo bueno y lo malo. Desgraciadamente, cuando fumigan a los coralitos para matar a unas chinches, lo hacen sin saber, que estos insectos, que solo se alimentan de las semillas y frutas del Coralito, y que compiten con las orugas de Monarca, por el mismo recurso, no son de ningún peligro para las otras plantas del jardín. En consecuencia, matamos de amor a las poblaciones futuras de monarcas, por desconocer los hábitos de las supuestas plagas que existen en nuestros jardines y al final, pagan justos por pecadores. Es importante que sepan que hay un sinfín de hemípteros (chinches o chipos) que son voraces depredadores de otros insectos del jardín, en realidad son aliados que cuidan, sin querer queriendo, a las plantas. Sí nos dedicamos un poco de tiempo para vigilar la conducta de los insectos sobre las plantas y aprenderemos si son huéspedes buenos o dañinos, podríamos evitar el daño que hacemos por meter a TODOS LOS BICHOS en un mismo saco.


Les hago un llamado a ser un poco más discriminativo en el uso de insecticidas en sus jardines, ya que si no los usamos con criterio, es más el mal que hacen que los problemas que resuelven. Las Monarcas, abejas y colibríes se lo agradecerán.

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Leopoldo García Berrizbeitia
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1 comment:

Pedro Vernet P. said...

Gracias Leo.